Cargados de esperanza y recuerdos buscan otros horizontes y aún cuando la distancia les separe de sus amores, el deseo de un futuro mejor, estable y seguro para ellos y los suyos, les da la fuerza que haga realidad sus sueños; expandiendo en otros lares sus costumbres, su cultura, sus tradiciones… superando llantos y soledades, un día, encuentran esa tranquilidad anhelada pero que no impide el recuerdo amoroso de sus raíces porque lo que aman lo llevan en la sangre…

Por esta razón, como un fantástico cuento de "las mil y una noches" surge en el oriente venezolano Casa Dana. Concebida al ritmo de las nuevas tendencias estructurales, evoca en sus sólidas paredes, amplios ventanales y grandes arcos, la arquitectura de tierras lejanas, tierras arraigadas en sus corazones y que impulsan, con sentimiento de orgullo, a apostar directamente por este logro... amplios y cómodos espacios como el centro de Beirut, grandes y acogedores toldos como en El Manara, imponentes pirámides como en Guiza, colorida iluminación que le lleva a las noches de Dubái, Qatar o Kuwait entre otras evocaciones a las que se suman el fácil acceso y tránsito fluido en sus instalaciones, todo esto mientras realice sus compras de exóticos y variados productos, finas piezas de carne y charcutería o simplemente saboreando un delicioso manjar acompañado de un aromático café, elaborado en una réplica de la primera cafetera expreso renovada y con acabado "cartier".

Casa Dana, un lugar de marcados gustos arquitectónicos y relajantes colores que propician el acercamiento familiar en la tierra que acogió a sus abuelos y aun mantiene a sus hijos unidos por un símbolo común: ¡el agua! el agua que separa su geografía pero alimenta y une sus vidas y que en Casa Dana está representada por una fuente de agua infinita como la esperanza…